-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.
(Platón)

jueves, 13 de mayo de 2010

Querer siempre que ahora sea lo que es (Nietzsche VII)

La “esencia” de todo es VOLUNTAD DE PODER. Esta es la “metafísica” de Nietzsche. ¿Qué es Voluntad? ¿Qué es Poder?


¿Qué es Voluntad?

Voluntad es actividad, “capacidad” puramente activa de un “ser”. De hecho, ser no es más que ser voluntad. Lo contrario a la Voluntad es lo Pasivo, lo que no actúa, no ejerce su influencia, lo muerto. No hay más ser que el Vivo, y no hay más vida que la que quiere, la que tiene voluntad. Cuanta más voluntad tiene algo, más vivo está y real es.
Voluntad es Fuerza. Todo lo que vemos no es más que manifestaciones de distintas fuerzas, que chocan y luchan por la realidad, por crear la realidad.

¿Qué es Poder?
 
“Yo puedo, tú puedes, él puede…”, el verbo ‘poder’. Es muy difícil, o imposible, definir este verbo sin recurrir a él mismo. Poder es Capacidad de Hacer lo que se quiere. Tiene poder el que Actúa por su propia naturaleza, sin ser obligado o forzado por otro. Es impotente el que no hace lo que quiere, el que no acciona sino reacciona.

Así que Poder es lo mismo que Actividad, es decir, lo mismo que Voluntad fuerte y Vida.
Por tanto, Voluntad de Poder es Voluntad de Voluntad, Querer querer.

Y la mayor voluntad de poder, dice Nietzsche, es imprimir en el devenir el carácter del ser. Es decir, dar a “este” mundo, a lo pasajero y mortal, el valor máximo de la realidad. Afirmar este mundo, que es el único, y quererlo como es. O, en términos más corrientes, quere que ocurra justo lo que ocurre, amar las cosas tal como son, sin buscarles un sentido en "otro mundo".

Pero, claro, si la esencia de todo es Voluntad de Poder, entonces lo “único” que no está sujeto a devenir es la propia Voluntad de poder. Nietzsche, en unas de sus últimas notas, escribió, en un tono muy “metafísico”:

“No se puede encontrar […] aquello que es la causa de que haya evolución en general; no se debe querer entenderlo como “deviniendo”, ni menos aún como devenido…
La voluntad de poder no puede haber devenido.” Fragmentos póstumos 11(29)


Eterno retorno y Ahora

Pero la Voluntad de Poder sólo es real si es ahora. Quien vive deseando un futuro que ahora no tiene ni puede tener, no es activo, no es poderoso, sino pasivo, impotente.

¿Qué es el Ahora? ¿Qué es el Tiempo?

Según la concepción metafísica y cristiana, el tiempo es una línea orientada hacia el futuro. Hay un tiempo único, una Historia, y un final de la Historia, que tiene que ser el momento donde se realicen nuestros deseos.

Para un platónico, esto es el abandono del cuerpo y el retorno al mundo ideal, del que el alma nunca debió salir. Para un cristiano, el paraíso. Para un marxista, la sociedad igualitaria y comunista…

En todos esos casos el tiempo presente, el instante de ahora, tiene un valor casi nulo, infinitesimal, porque sólo sirve como medio para el fin perfecto al que se dirige.

Ahora estás estudiando para tener un mejor futuro “laboral”; cuando tengas ese “futuro” laboral, trabajarás para tener un mejor choche, una casa, una pensión… Y ¿para qué vives, al fin y al cabo? Para ganarte el cielo, la otra vida.
Nunca vives ahora, siempre vives en el futuro (o, peor aún, en el pasado, como les pasa a los que ya no creen que tengan ni futuro, o a los que buscan que “se haga justicia” por los “crímenes cometidos”.

Pero ¿y si el tiempo no fuese una línea, orientada a un final, sino un círculo, que vuelve infinitamente sobre sí mismo?
Esta gran visión se le manifestó, como una inspiración arrebatadora, a Nietzsche: el eterno retorno, su pensamiento más abismal, según sus propias palabras. ¿Qué significa?


Principalmente, es una máxima para darle “valor” y sentido a la vida. Parodiando el imperativo categórico de Kant, se podría formular diciendo: actúa de modo que pienses que lo que haces se repetirá infinitamente.

Después intentó argumentarla “físicamente”: Si el tiempo tuviera un final, debería haber llegado ya. ¿Por qué no iba a haber llegado ya? ¿Por qué no estamos ya en el estado “perfecto”?

“Si el mundo tuviese como meta llegar a un estado, éste ya se tendría que haber alcanzado. Ahora bien, el único Factum [hecho] fundamental es que el movimiento del mundo no tiene ningún estado que sea su meta”. Fragmentos póstumos, 11(72)

¿Por qué? Porque el tiempo es infinito, no ha tenido comienzo.

“El mundo subsiste; no es nada que devenga, nada que transcurra; o mejor, deviene, transcurre, pero nunca ha empezado a devenir y nunca ha acabado de transcurrir – se conserva en ambos…
La hipótesis de un mundo creado no debe preocuparnos ni un instante. El concepto de “crear” es hoy totalmente indefendible, inaplicable”. Fragmentos póstumos, 14(188)

Entonces los estados del mundo, que deben ser finitos, se deben haber repetido e ir a repetir infinitas veces. En cada repetición es como si ocurriera por primera vez, porque no hay memoria de las anteriores, pero lo importante es que el tiempo no tiene una historia, es decir, no va hacia ningún lado, hacia ningún juicio final.

El principal sentido de este descubrimiento del eterno retorno es, desde luego, su valor pragmático, su valor para la vida: ¿Cómo sería nuestra actitud vital si llegásemos a “comprender” que este instante que estamos viviendo se repetirá y se ha repetido una y otra vez, infinitamente?
El instante presente pasaría a tener un valor infinito, mayor que ningún otro, porque es el ahora real. Tendría que tener su sentido en sí mismo.



Super-hombre

Un hombre que comprende que el instante de ahora es infinito, y que el mundo no tiene su sentido en otro sitio sino en sí mismo, ni nada le puede dar valor a este instante más que el que lo está viviendo, ese hombre, que está por venir, es el Super-hombre o supra-hombre. Debemos, (y, además, no tenemos más rmedio qué) cultivar ese hombre. Al hombre antiguo (es decir, al hombre moderno) ya no le queda vida, la llegada del nihilismo es inevitable e inminente.


La Voluntad circular

Resumiendo todo lo anterior:

“Imprimir al devenir el carácter del ser – esta es la suprema voluntad de poder.
Que todo retorne es la más extrema aproximación de un mundo del devenir al mundo del ser: cumbre de la consideración”. Fragmentos Póstumos 7 (54)

Los animales de Zaratustra: el águila y la serpiente. Y la serpiente se enroscaba en la pata del águila.

¿Cómo sería la vida si llegásemos a creer a NIetzsche?

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